Los últimos datos oficiales elaborados por el ministro de empleo para el periodo enero diciembre de 2017 arrojan los resultados alarmante, con incremento de hasta 7,1% en accidente grave y un 2,3% en los grados muy grave.
Los sectores más castigados por el incremento de la siniestralidad laboral son:
• Construcción +14,6%
• Actividades Administrativas y Servicios Auxiliares +10,9%
• Agricultura, Ganadería, Silvicultura y Pesca +6,9%
• Hostelería +5,8%
• Industrias Manufactureras +5,8%
• Transporte y Almacenamiento +5,2%
• Comercio +4,1%
Datos que hablan por si solos como al mostrar que la mayor inhumanidad y desprecio por la vida de las personas trabajadoras son los sectores ligados a unas condiciones de trabajo indígena, donde solo reina la unilateralidad e impunidad empresarial.
Leyes como la de Mutuas, el RD de control de las bajas, el “bonus malo” o la Reforma Laboral de 2012 consolidan la vía unilateral por parte del empresariado para realizar despidos objetivos bajo supuestos de absentismo, acelerar la productividad a costa de la salud y mostrando ser un total fracaso para las personas asalariadas, al incrementarse la siniestralidad y el deterioro de su salud. Una persona que acude a su puesto de trabajo enferma es alguien expuesto a factores de riesgo aún mayores que la propia prestación de una actividad, que tantas veces se desarrolla bajo unos riesgos no controlados de antemano. Gobierno y empresarios son responsables de sus consecuencias.
El aumento de la precariedad, inevitablemente, es otro de los factores que disparan la siniestralidad laboral
Ésta es la definición de la OMS y la más aceptada. En ella quedan a su vez enunciados los conocidos riesgos psicosociales. Una asignatura pendiente tanto para las empresas como para la propia Inspección de Trabajo, que debería sancionar a toda empresa que no analice dichos riesgos o no tome medidas correctoras para los mismos.
A la vez, la Salud, la buena Salud, debe ser una tarea de cada uno de nosotros y nosotras, de cada persona trabajadora y no delegarla en nadie, ni empresarias, ni expertas. La Salud no se vende, sino que se defiende a diario y en todo momento.
Debemos trabajar, entre todos y todas, en los centros de trabajo para acabar con la lacra de la siniestralidad laboral.
“Ningún empleo vale una Vida”